Vida y Muerte desde una perspectiva elemental y conciencial

"Un verdadero Maestro nunca intenta cambiar a nadie directamente.

Es como una fragancia sutil que te envuelve.

Si estás abierto, algo de ella entrará en ti.

Si no estás abierto, esperará a la puerta.

Ni siquiera llamará porque al hacerlo puede perturbar tu sueño.

Es tu sueño y tienes todo el derecho a dormir cuanto quieras.

No es asunto de nadie el Despertarte".

Osho

Enseñanza "Conectando con el Maestro Interno"

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Un patético Adiós

 Un patético adiós de un poeta maldito


Intente ser perfecta, pero mientras lo intentaba me dí cuenta que era imposible lograr tal proeza. 


Luché con mis fuerzas desvanecer la sombra dentro de mí, más sin embargo, se mantuvo presente. Hasta que ella me venció a mí. 


Alguna vez quise me reconocieran por como mostraba  la verdad, pero el mundo y su crueldad es un mazo que pega duro, dejandote inválido para que la verdad nunca sea dicha o replicada. 


El mundo y sus vueltas con muchos días y muchas noches dónde muchos pasan por el aula de la vida, jugando el juego de la muerte. Y este ni por enterado  se da entre tanta multitud de tus luchas, carencias, querencias. 

Un mundo salvaje que come y devora a la primera oportunidad. 


Me retiro en paz, me retiro reconociendo que perdí. Eso me hace débil, incompetente, absurda y hasta incoherente luego de tanta esperanza, luz y amor entregados. Creo que nadie siquiera recordará nada de lo mostrado y pocos apreciarán  la belleza oculta en el alma sufriente lo bello y lo imperfecto y perfecto.


Te amé, me llené de rencor, te perdone, te volví amar, te entendí, te ví, te olvidé. Me volví a enamorar, me volví a olvidar. ¿Se puede lograr ser un robot?, Es mejor.


Sí pudiese morir y que nunca me veas hacerlo, sería lo ideal para mí, temo tu odio por mi cobardía que finalmente venció a mí voluntad, si es que alguna vez la tuve, Perdóname.


Me ilusioné, creí en el amor, soñé con la posibilidad de vivir algo diferente, nada se dió, el mundo me despojo de cualquier posibilidad de seguir viviendo en él. ¡por favor!. Que alguien pase un veneno mejor y se acabe este momento. 


Mañana y los días venideros todos continuarán con sus vidas, hablando de sus miedos, e intentando ganar una batalla ya perdida. 

Joslid Salazar


Conciencia Emocional

 Conciencia Emocional: Las emociones que no gestionas, te controlan

La conciencia emocional es una habilidad fundamental para nuestro equilibrio mental. Sin embargo, no todas las personas logran desarrollarla.


A pesar de que todos experimentamos emociones, todos no somos capaces de reconocerlas con exactitud y ponerles nombre. De hecho, ¿sabías que se han llegado a catalogar unas 250 emociones y sentimientos? Entre la tristeza y la alegría, entre sentirnos mal o bien, existe un amplio abanico emocional en el que deberíamos profundizar.


Si no somos capaces de reconocer nuestras emociones y sentimientos, si no encontramos sus causas y no comprendemos cómo impactan en nuestros comportamientos y decisiones, no podremos gestionarlos adecuadamente y terminaremos viviendo en una montaña rusa emocional que, antes o después, provocará desequilibrios. Por eso es tan importante desarrollar la conciencia emocional.


¿Qué es la conciencia emocional?


La conciencia emocional es la capacidad para percibir tanto las propias emociones como las ajenas, captando además el clima emocional que existe en determinado contexto. La definición de conciencia emocional implica la existencia de otras habilidades básicas:


Toma de conciencia de las propias emociones. Es la capacidad para percibir e identificar con bastante precisión los sentimientos y emociones propias.

Nombrar las emociones. Es la capacidad para usar el vocabulario emocional adecuado a los sentimientos y emociones experimentados, etiquetándolos correctamente.

Comprensión de las emociones ajenas. Es la capacidad para percibir con precisión las emociones y sentimientos de los demás, así como relacionarse desde la empatía poniendo en práctica el lenguaje verbal y extraverbal adecuado a la situación.

Tomar conciencia de la relación entre emociones, cogniciones y comportamiento. Es la capacidad para comprender cómo los estados emocionales influyen en el pensamiento y comportamiento, así como entender el influjo de nuestras ideas y conductas en los estados emocionales.

Existen muchos ejemplos de conciencia emocional. En el plano personal, podemos decir que somos conscientes emocionalmente cuando comprendemos que no estamos dando lo mejor de nosotros en el trabajo porque nos sentimos desmotivados – no aburridos ni abúlicos sino desmotivados – y comprendemos que esa sensación proviene de la falta de retos, por lo que tomamos cartas en el asunto, ya sea cambiando de trabajo o buscando nuevos proyectos que representan un desafío motivador.


Otro ejemplo de conciencia emocional en el plano interpersonal es cuando llegamos a un sitio y notamos cierta tensión en el aire. Podemos percatarnos de que las personas estaban discutiendo justo antes de que llegáramos y nos proponemos hacer todo lo posible por distender el ambiente.


Por tanto, la conciencia emocional implica un camino a través del cual percibimos la emoción, la etiquetamos, buscamos sus causas e intentamos darle una salida asertiva.


Bruma emocional: Los peligros que entraña no distinguir las emociones


“El hombre, durante mucho tiempo, ha estado más interesado en el control de sus pasiones que en el conocimiento de sus emociones”, escribió el psicólogo Paul Fraisse. Sin embargo, sumirnos en una especie de bruma emocional es lo peor que podemos hacer.


Un estudio muy interesante realizado por psicólogos de la Universidad de Michigan reveló que las personas que sufren depresión tienen una característica en común: no distinguen con precisión las diferencias entre las emociones negativas que experimentan, como la tristeza, la culpa, la ira y la frustración. Esto podría explicar, al menos en parte, por qué la depresión es tan difícil de superar.


Para llegar a estas conclusiones los investigadores pidieron a personas sanas y a otras que padecían depresión que reportaran sus emociones en momentos concretos a lo largo de una semana. Así descubrieron que a las personas deprimidas les resultaba muy difícil distinguir entre las diferentes emociones negativas.


Estas personas estarían sumidas en una especie de “bruma emocional”, la cual se genera cuando no somos capaces de distinguir las emociones que experimentamos y etiquetarlas. El problema es que ese estado puede agravar trastornos como la depresión o la ansiedad. De hecho, es difícil mejorar nuestra vida si no sabemos exactamente cómo nos sentimos respecto a ciertos aspectos.


Por ejemplo, ¿te imaginas qué difícil sería saber cuándo ha llegado el momento de llenar el tanque de combustible si no tuvieras ese indicador en el salpicadero del coche? Algo similar ocurre con nuestro estado emocional, no podemos mejorar o utilizar las emociones a nuestro favor si no sabemos cómo nos sentimos y por qué.


¿Qué sucede en el cerebro cuando etiquetamos una emoción?


En 1915, el fisiólogo Walter Cannon descubrió el vínculo entre el miedo y el aumento de la secreción de adrenalina. Propuso que los estímulos emocionales tienen dos efectos excitatorios independientes ya que provocan tanto un cambio a nivel cerebral como a nivel de sistema autónomo y somático. Desde entonces las Neurociencias no han dejado de estudiar los efectos de las emociones a nivel cerebral, comprobando que estas producen y se producen debido a una compleja cascada de cambios cerebrales.


Un estudio llevado a cabo en la UCLA reveló qué ocurre en nuestro cerebro cuando etiquetamos las emociones negativas. Estos neurocientíficos pidieron a un grupo de participantes que vieran imágenes en las que aparecían rostros enfadados o con miedo.


Esas imágenes incrementaban la actividad en la amígdala, una región del cerebro íntimamente vinculada con las emociones que actúa como una alarma cuando detecta un posible peligro y desencadena una serie de cambios fisiológicos que nos preparan para huir o atacar. De hecho, se ha apreciado que la amígdala responde intensamente incluso ante imágenes subliminales, que nuestra conciencia no capta.


En este punto, los investigadores se preguntaron si el simple hecho de etiquetar esas emociones podría atenuarlas y disminuir el nivel de activación de la amígdala. A continuación, les pidieron a los participantes que identificaran las emociones que estaban viendo. Los resultados fueron asombrosos: casi inmediatamente la actividad de la amígdala comenzó a disminuir, mientras se activaba la corteza prefrontal ventrolateral, una zona vinculada con el pensamiento, la inhibición del comportamiento y el procesamiento racional de las emociones.


En práctica, lo que sucede es que cuando etiquetamos lo que sentimos nos vemos obligados a activar la parte más racional del cerebro. Esa zona echa una especie de “freno de mano”, evitando que las emociones tomen el control y se produzca un secuestro emocional. Al entender lo que nos ocurre, el impacto emocional negativo disminuye y hace que las emociones sean menos dolorosas.




¿Cómo desarrollar la conciencia emocional?

No nacemos con una conciencia emocional desarrollada, esta va perfeccionándose poco a poco, a medida que vamos experimentando nuevas emociones y los adultos que nos rodean nos ayudan a etiquetarlas y gestionarlas.


Por desgracia, en muchos casos ese aprendizaje no se produce y la conciencia emocional se atrofia. Eso no significa que la persona no sea capaz de experimentar muchísimas emociones y sentimientos, sino que no es capaz de reconocerlos y, por ende, le resulta mucho más complicado gestionarlos.


La buena noticia es que la conciencia emocional se puede potenciar en cualquier etapa de la vida.


Préstale más atención a las emociones. Muchas veces no prestamos la atención suficiente a la manera en que reaccionamos a los acontecimientos. Para desarrollar la conciencia emocional, sin embargo, debemos comenzar a mirar más dentro de nosotros. También nos ayudará prestar atención a las reacciones físicas que generan esas emociones, que pueden ir desde la sensación de tener un nudo en la garganta hasta un agradable cosquilleo, una presión en el pecho o la sensación de calor. Todos esos cambios son el reflejo directo de las emociones en nuestro cuerpo.

No juzgues las emociones, solo etiquétalas. Es importante que nos desliguemos de la idea de que existen emociones buenas y malas. Las emociones son tan solo un indicador de lo que estamos sintiendo, por lo que no necesitamos juzgarlas sino intentar comprender su mensaje. El primer paso es etiquetarlas correctamente. ¿Te sientes enfadado, frustrado o simplemente molesto?

Intenta comprender su mensaje. Para desarrollar la conciencia emocional no basta con identificar lo que estamos sintiendo, necesitamos comprender por qué nos sentimos así. Eso implica un arduo trabajo de introspección. A menudo, asumimos que las emociones son la reacción a un hecho concreto, pero no siempre es así. Puedes enfadarte porque tu pareja llegó tarde a vuestra cita, pero quizá en realidad ese enfado sea una irritación contenida que revela un problema más profundo en la pareja o quizá es la expresión de que estás sometido a un estrés excesivo en el trabajo. Comprender la causa de las emociones nos permitirá gestionarlas mejor.

Identifica los pensamientos asociados a las emociones. Para comprender el origen de las emociones, te ayudará enfocarte en los pensamientos asociados. ¿Cuándo te sientes triste comienzas a pensar que eres un fracaso total? ¿Si te enfadas comienzas a pensar que nadie vale la pena y todos intentan aprovecharse de ti? A menudo esos pensamientos son el reflejo de tu concepción del mundo y pueden explicar, al menos en parte, tu reacción emocional.

Expresa asertivamente tus emociones. El próximo paso para desarrollar la conciencia emocional consiste en aprender a expresar esos sentimientos asertivamente. Cuando un pintor usa la ira como inspiración, por ejemplo, le está dando una salida positiva a esa emoción. Salir a correr cuando estamos enfadados es otra manera de liberar esa rabia, aunque también podemos probar con técnicas como la meditación mindfulness, que nos permitirán mantener una relación más saludable y equilibrada con nuestras emociones.


Fuente: Rincón de la Psicología

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Sobre la organización y el orden implícito

 Sobre la organización o el orden implícito 


Aunque la vida se transforma para mejorar su adaptación al medio, la evolución está presente en todos los ámbitos del existir. El cambio y la transformación se encuentran presentes siempre, cambian y se transforman las circunstancias, las ideas y las cosas, Y BAJO CIERTOS escenarios se propende hacia la excelencia.

Joslid Salazar



La verdad no se puede ocultar

 La verdad no se puede ocultar por siempre


|"Actualmente, investigadores de otras ramas de la ciencia han coincidido con los planteamientos de Bohm, como el biólogo Rupert Sheldrake. Sheldrake propone su teoría de los “campos mórficos” y de la “resonancia mórfica”, siendo el primero un patrón o estructura energética, subyacentemente, que organiza la vida brindándole información a las células sobre cómo se deben disponer, de forma sutil, para conformar el diseño de un individuo y de todos y cada uno de los ejemplares de la misma especie. Determina, también, sus movimientos, tendencias y comportamientos. Dando por sentado que primero es la forma y después todos los fenómenos y leyes de la naturaleza. La resonancia mórfica, según Sheldrake, sería la vía mediante la cual el conocimiento se transmite instantáneamente entre los miembros de una especie, independientemente del espacio y el tiempo".| 


Entonces valiéndome de este enunciado diría que una cosa son las leyes de la física en cuanto al orden: género - especie. es decir, orden: materia - leyes físicas. Más no es así en cuanto a la conciencia inmersa ya que antes de que algo colapse (se organicen estructuras atómicas para materializar algo) en forma ya ES (Ser o no Ser).


Y de que por más velo que se ponga sobre algo. La verdad está contenida en la información de incluso cada átomo que te conforma. De allí que no se pueda ocultar el sol con un dedo.


Reflexión de Joslid Salazar  sobre la verdad inmersa en el todo.




La entropía vista desde un enfoque espiritual

 La entropía puede suceder para desmoronar y mejorar lo existente o para destruirle por completo. La acción o patrón recurrente en el todo es el aprendizaje. Así que el aprendizaje puede ocurrir en todos los estados de la materia y en la conciencia correspondiente con esa vibración. Lo cual "como es arriba es abajo" el aprendizaje se puede dar desde la desarmonía como en la armonía. Un maestro sabe cuándo debe y no debe entrometerse en un proceso de entropía fuera de los principios morales. Hay que ser capaces de ver siempre el aprendizaje subyacente.

Joslid Salazar(Prema Sai)



La mentira vista desde la mente abstracta

 Mi mente abstracta definiendo a la mentira para poder verle claramente. 


La mentira es lo contrario a la verdad por lo tanto necesita disfrazarse de verdad para engañar al perceptor. 

Por lo cual puede moverse como verdad pero por sus frutos les vas a conocer. 

¿Cuáles son los hijos de la mentira?

 las emociones y pensamientos discordantes e inarmónicos, aunque también pudiese replicar emociones y pensamientos armónicos puesto que tiene un disfraz.

 Y ya por definirla entramos en el terreno de la dualidad en dónde todo puede ser un engaño ya que no todo es completamente oscuro y ni todo es completamente claro.

Joslid Salazar



Salto Cuántico



Cuando un electrón acumula suficiente energía desaparece de la órbita en la que estaba y, de repente, aparece en una órbita superior. Eso es un salto cuántico.

Si un salto cuántico es posible a nivel subatómico, también son posibles a nivel visible en nuestra vida cotidiana. 

¿Por qué no es fácil EJECUTAR las tareas necesarias para diseñar el destino que merecemos?
Por que TODOS, absolutamente TODOS, tenemos BLOQUEOS MENTALES Y EMOCIONALES, originados en nuestro subconsciente.

¿ Como producir dicho salto?
Este fenómeno es algo que llega para quedarse en nuestra vida, es decir, no hay retroceso hacia lo antiguo ya que el salto tuvo tal distancia de una a otra orilla que ya no podemos retroceder.
Se lo puede ver como un nuevo nacimiento del ser , comenzando a nivel personal por uno mismo al volvernos conscientes de dichos pensamientos o acciones y decidimos cambiarlos de una vez por todas sin tenerles compasión alguna.
Por lo que hay un ANTES y un DESPUÉS en nuestra forma de ver el mundo y de ahí nuestra vida cambia viendo resultados significativos.
Ley de vibración

El drama de la vida con todas y sus tormentas

"El drama de la vida con todas y sus tormentas. A veces nos atrapa.
Solo una mente atenta y presente juega el drama observandole desde la palma de la mano".
Arte Surrealismo


Inconsciente colectivo

El concepto de inconsciente colectivo fue propuesto por Carl Jung, fundador de la psicología analítica, a mediados del siglo XIX. A grandes rasgos hace referencia a una dimensión que está más allá de la consciencia y que es común a la experiencia de todos los seres humanos.
A pesar de que el término de inconsciente colectivo ha sido objeto de muchas críticas, también se ha posicionado como una teoría que ofrece elementos importantes para comprender muchos fenómenos de lo humano.
Breve historia del inconsciente
La historia de la psicología se ha visto marcada por distintas teorías que abordan la relación entre la dimensión de la consciencia y su dimensión opuesta o complementaria. Muchas son las propuestas que han surgido para resolver esta cuestión.
Entre estas se encuentra el concepto del inconsciente desde la perspectiva psicodinámica, surgido a finales del siglo XIX dentro del psicoanálisis freudiano, pero retomado y reformulado tiempo después, tanto por sus seguidores como por sus desertores.
Carl Jung, quien después de haber colaborado con Sigmund Freud muy de cerca, decidió formar su propia tradición fuera de psicoanálisis, a la que conocemos como “psicología analítica”. Entre los principales conceptos que forman parte de dicha tradición se encuentra el de inconsciente colectivo.
¿Qué es el inconsciente colectivo?
Dentro de la psicología tradicional se entiende que lo complementario al “individuo”, es “lo social”. No obstante, para la psicología analítica, lo complementario al individuo, no es precisamente lo social, sino lo colectivo, que no solo hace referencia al conjunto de personas que conforman una sociedad, sino que pone énfasis en lo que dichas personas tienen en común.
Según Jung, toda conciencia emerge del inconsciente, la madre final de todo lo viviente y la razón por la que existe la conciencia y hay un impulso para ampliarla y profundizar en ella, es sencilla: “sin conciencia las cosas van peor”.
De acuerdo con Jung, tal como el individuo tiene una dimensión psíquica que está más allá de la consciencia (el inconsciente); lo colectivo, en tanto que pertenece a una dimensión suprapersonal, también tiene su propio inconsciente. A diferencia del inconsciente individual, que se adquiere a través de las experiencias vividas, el inconsciente colectivo es una plataforma común, compuesta por arquetipos que modelan nuestra individualidad.
Jung no veía el inconsciente como una manifestación personal del propio individuo. Al contrario, en su práctica clínica y en su propia experiencia intuía más bien una especie de conciencia universal mucho más profunda. El inconsciente colectivo era más bien como la noche cósmica o ese caos primordial del cual emergen los arquetipos y esa herencia psíquica que todos compartimos como humanidad.
Este inconsciente colectivo no se desarrolla individualmente sino que es hereditario. Esto se puede entender "Como una nube de información donde se almacena la esencia de nuestra experiencia como humanidad y que todos tendríamos en el inconsciente".
Consta de formas preexistentes, los arquetipos, que pueden llegar a ser conscientes sólo de modo secundario y que dan formas definidas a ciertos contenidos psíquicos.
“El péndulo de la mente alterna entre sentido y sin sentido, no entre el bien y el mal”. Carl Jung
Los arquetipos son formas típicas de la aprehensión, y siempre que se trate de concepciones que se repiten uniforme y regularmente, estamos ante un arquetipo, independientemente de si se reconoce o no su carácter mitológico.
A partir del análisis de los símbolos y mitos presentes en diferentes culturas, Jung estableció los 12 arquetipos de personalidad. Estos son una especie de moldes o patrones de conducta, que conforman maneras específicas de ser.
Estos fenómenos psíquicos son como unidades de conocimiento, imágenes mentales y pensamientos que todos tenemos sobre lo que nos envuelve y que emergen de forma instintiva. Un ejemplo de ello sería la “maternidad” y el significado que tiene para nosotros, la “persona”, otro arquetipo entendido como esa imagen de nosotros mismos que queremos compartir con los demás, la “sombra” o aquello que por el contrario, deseamos esconder e incluso reprimir para nosotros mismos.
Los defensores de la teoría del Inconsciente colectivo en neurociencia sugieren que las afinidades psíquicas en seres humanos se originan especialmente en el área subcortical del cerebro: específicamente, el tálamo y el sistema límbico. Estas estructuras ubicadas centralmente conectan el cerebro con el resto del sistema nervioso y se dice que controlan los procesos vitales, incluidas las emociones y la memoria a largo plazo.
Para finalizar Según explica la psicóloga analítica Mary Williams, la comprensión del impacto del arquetipo por parte de un paciente le ayuda a disociar el símbolo subyacente de la persona real que lo encarna y cuya identificación nace de dicho paciente. De esta manera, este ya no transfiere acríticamente sus sentimientos sobre el arquetipo a las personas en la vida cotidiana y, como resultado, puede desarrollar relaciones más saludables y personales.
Organización de la teoría y la información:
Joslid Salazar
Imagen: Artista Chadknight



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