A pesar de que el término de inconsciente colectivo ha sido objeto de muchas críticas, también se ha posicionado como una teoría que ofrece elementos importantes para comprender muchos fenómenos de lo humano.
Breve historia del inconsciente
La historia de la psicología se ha visto marcada por distintas teorías que abordan la relación entre la dimensión de la consciencia y su dimensión opuesta o complementaria. Muchas son las propuestas que han surgido para resolver esta cuestión.
Entre estas se encuentra el concepto del inconsciente desde la perspectiva psicodinámica, surgido a finales del siglo XIX dentro del psicoanálisis freudiano, pero retomado y reformulado tiempo después, tanto por sus seguidores como por sus desertores.
Carl Jung, quien después de haber colaborado con Sigmund Freud muy de cerca, decidió formar su propia tradición fuera de psicoanálisis, a la que conocemos como “psicología analítica”. Entre los principales conceptos que forman parte de dicha tradición se encuentra el de inconsciente colectivo.
¿Qué es el inconsciente colectivo?
Dentro de la psicología tradicional se entiende que lo complementario al “individuo”, es “lo social”. No obstante, para la psicología analítica, lo complementario al individuo, no es precisamente lo social, sino lo colectivo, que no solo hace referencia al conjunto de personas que conforman una sociedad, sino que pone énfasis en lo que dichas personas tienen en común.
Según Jung, toda conciencia emerge del inconsciente, la madre final de todo lo viviente y la razón por la que existe la conciencia y hay un impulso para ampliarla y profundizar en ella, es sencilla: “sin conciencia las cosas van peor”.
De acuerdo con Jung, tal como el individuo tiene una dimensión psíquica que está más allá de la consciencia (el inconsciente); lo colectivo, en tanto que pertenece a una dimensión suprapersonal, también tiene su propio inconsciente. A diferencia del inconsciente individual, que se adquiere a través de las experiencias vividas, el inconsciente colectivo es una plataforma común, compuesta por arquetipos que modelan nuestra individualidad.
Jung no veía el inconsciente como una manifestación personal del propio individuo. Al contrario, en su práctica clínica y en su propia experiencia intuía más bien una especie de conciencia universal mucho más profunda. El inconsciente colectivo era más bien como la noche cósmica o ese caos primordial del cual emergen los arquetipos y esa herencia psíquica que todos compartimos como humanidad.
Este inconsciente colectivo no se desarrolla individualmente sino que es hereditario. Esto se puede entender "Como una nube de información donde se almacena la esencia de nuestra experiencia como humanidad y que todos tendríamos en el inconsciente".
Consta de formas preexistentes, los arquetipos, que pueden llegar a ser conscientes sólo de modo secundario y que dan formas definidas a ciertos contenidos psíquicos.
“El péndulo de la mente alterna entre sentido y sin sentido, no entre el bien y el mal”. Carl Jung
Los arquetipos son formas típicas de la aprehensión, y siempre que se trate de concepciones que se repiten uniforme y regularmente, estamos ante un arquetipo, independientemente de si se reconoce o no su carácter mitológico.
A partir del análisis de los símbolos y mitos presentes en diferentes culturas, Jung estableció los 12 arquetipos de personalidad. Estos son una especie de moldes o patrones de conducta, que conforman maneras específicas de ser.
Estos fenómenos psíquicos son como unidades de conocimiento, imágenes mentales y pensamientos que todos tenemos sobre lo que nos envuelve y que emergen de forma instintiva. Un ejemplo de ello sería la “maternidad” y el significado que tiene para nosotros, la “persona”, otro arquetipo entendido como esa imagen de nosotros mismos que queremos compartir con los demás, la “sombra” o aquello que por el contrario, deseamos esconder e incluso reprimir para nosotros mismos.
Los defensores de la teoría del Inconsciente colectivo en neurociencia sugieren que las afinidades psíquicas en seres humanos se originan especialmente en el área subcortical del cerebro: específicamente, el tálamo y el sistema límbico. Estas estructuras ubicadas centralmente conectan el cerebro con el resto del sistema nervioso y se dice que controlan los procesos vitales, incluidas las emociones y la memoria a largo plazo.
Para finalizar Según explica la psicóloga analítica Mary Williams, la comprensión del impacto del arquetipo por parte de un paciente le ayuda a disociar el símbolo subyacente de la persona real que lo encarna y cuya identificación nace de dicho paciente. De esta manera, este ya no transfiere acríticamente sus sentimientos sobre el arquetipo a las personas en la vida cotidiana y, como resultado, puede desarrollar relaciones más saludables y personales.
Organización de la teoría y la información:
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