MONOMITO ( Periplo del Héroe)
Viaje único, también conocido como viaje o, mejor, debido a sus connotaciones, periplo del héroe, es un término acuñado por el antropólogo y mitólogo estadounidense Joseph Campbell para definir el modelo básico de muchos relatos épicos de todo el mundo. Este patrón tan ampliamente distribuido está descrito por Campbell en su conocida obra El héroe de las mil caras (1949)
Campbell sostiene que los héroes de numerosos mitos de tiempos y regiones dispares comparten estructuras y desarrollos fundamentales, que aparecen resumidos en El héroe de las mil caras:
"El héroe se lanza a la aventura desde su mundo cotidiano a regiones de maravillas sobrenaturales; el héroe tropieza con fuerzas fabulosas y acaba obteniendo una victoria decisiva; el héroe regresa de esta misteriosa aventura con el poder de otorgar favores a sus semejantes".
Y añade Campbell:
"Whether the hero be ridiculous or sublime, Greek or barbarian, gentile or Jew, his journey varies little in essential plan". Traducción:
"Ya sea el héroe ridículo o sublime, griego o bárbaro, gentil o judío, su aventura varía poco en cuanto al plan esencial".
Pasos del Periplo del Héroe
✓ La llamada a la aventura
El héroe parte de una situación mundana de normalidad en la que de pronto le llega una información que actúa en su mente como llamada hacia lo desconocido.
• Rechazo de la llamada
A menudo, cuando se da la llamada, el futuro héroe se niega en principio a prestarle atención. Esto puede ser por su sentido del deber u obligación, por el miedo, la inseguridad, un sentimiento de debilidad, o cualquiera de las posibles razones que actúan para mantener a la persona en sus circunstancias normales.
Campbell dice «El rechazo de la llamada convierte la aventura en su opuesto. Emboscado en el aburrimiento, el trabajo rutinario o la "cultura", el sujeto renuncia al valor de la acción significativa y positiva y acaba convertido en víctima a rescatar.
✓ Ayuda sobrenatural
Una vez que el héroe se ha comprometido en la búsqueda, consciente o inconscientemente, aparece un guía o ayudante mágico, o se le revela entre las personas conocidas. A menudo, este tutor sobrenatural presentará al héroe uno o varios talismanes o artefactos que lo ayudarán más adelante en la búsqueda.
✓ Primera puerta del umbral
Guardián del umbral
Este es el punto en el que la persona ingresa en realidad en el campo de la aventura, dejando atrás las fronteras conocidas de su mundo y aventurándose en un terreno desconocido y peligroso donde no se conocen reglas ni limitaciones.
Campbell dice: "Éste custodia los vínculos al mundo en cuatro direcciones —también arriba y abajo— representando los límites de la actual esfera del héroe, u horizonte vital. Más allá de dichos límites se encuentra la oscuridad, lo desconocido, el peligro, al igual que más allá de la vigilancia paterna el niño se encuentra en peligro, y más allá de la protección de la sociedad peligran los miembros de la tribu. La persona normal se siente más que satisfecha, y hasta orgullosa, de permanecer dentro de los límites indicados, y el sentido común corriente le da todas las razones para temer dar el primer paso hacia lo inexplorado. La aventura consiste siempre y en todas partes en dar ese paso más allá del velo de lo conocido, hacia lo desconocido; los poderes que se vislumbran en la frontera son peligrosos, tratar con ellos, arriesgado, y, sin embargo, para cualquiera con capacidad y valor suficientes el peligro se desvanece".
✓ Umbral
Al participar en esta etapa, la persona muestra disposición a someterse a una metamorfosis.
Campbell: «La idea de que cruzar el umbral mágico es un tránsito hacia una esfera de renacimiento aparece simbolizada en todas las culturas por el vientre de la ballena. El héroe, en vez de conquistar o conciliarse con la fuerza del umbral, es tragado por lo desconocido y parece haber muerto. Este motivo popular hace hincapié en la idea de que el paso del umbral es una forma de auto-aniquilación. En lugar de avanzar hacia afuera, más allá de los confines del mundo visible, el héroe va hacia adentro, a fin de renacer de algún modo. La desaparición corresponde al ingreso del fiel en el templo, donde se vivifica por el recuerdo de quién y qué es.
La iniciación
✓Retos y tentaciones
Aquí se trata de las pruebas, hazañas o difíciles tareas a que la persona debe someterse al iniciar la transformación. A menudo, la persona fracasa en una o más de estas pruebas, que suelen aparecer en grupos de tres.
✓ Abismo
La cueva más profunda puede representar muchas cosas en la historia del héroe. Puede tratarse de un lugar real en el que se encuentra un peligro terrible o un conflicto interno que hasta ahora el héroe no ha tenido que enfrentar.
Sólo a través de alguna forma de “muerte” el Héroe puede renacer, experimentando una resurrección metafórica que de alguna manera le otorga el mayor poder o percepción necesaria para cumplir su destino o llegar al final de su viaje. "Es la hora del clímax, cuando el protagonista se enfrenta al mayor reto de todos, para el que, a lo mejor sin saberlo, se ha estado preparando toda película. Es cuando echa mano de todo lo que ha aprendido, de todos los recursos, y se lo juega al todo o nada. Es casi como si de nuevo cruzase el umbral".
✓ Transformación
Aquí es cuando “muere” el viejo yo personalidad, el que era antes de empezar el viaje el personaje se desprende totalmente de él. Sale de esta última prueba purificado y preparado para emprender el viaje de regreso.
✓ Expiación o recompensa
Después de derrotar al enemigo, sobrevivir a la muerte y finalmente superar su mayor desafío personal, el Héroe finalmente alcanza un nuevo estado, emergiendo de la batalla como una persona más fuerte y, a menudo, con un premio físico, moral o trascendental.
La Recompensa puede presentarse de muchas formas: un objeto de gran importancia o poder, un secreto, mayor conocimiento o percepción, o incluso una reconciliación con un ser querido o aliado.
Cualquiera que sea el tesoro, que bien puede facilitar su regreso al Mundo Ordinario, el Héroe debe dejar rápidamente a un lado las celebraciones y prepararse para la última etapa de su viaje, pues aún no han acabado los peligros y desafíos que tendrá que enfrentar.
• Apoteosis Ananda
Campbell: «Los que saben, no sólo que lo Eterno se encuentra en ellos, sino que lo que ellos son realmente, y todas las cosas, es lo Eterno, habitan en los bosques del deseo satisfecho, beben el brebaje de la inmortalidad y escuchan en todas partes la música inaudita de la concordia eterna»
• El don final
La bendición o don definitivo es el logro del objetivo de la misión. Es aquello en cuya consecución se esforzó la persona. Todos los pasos anteriores sirven para preparar y purificar a la persona para este paso, ya que en muchos mitos el don es algo trascendente, como el elixir de la vida misma, o una planta que proporciona la inmortalidad, o el Santo Grial.
✓ Regreso
• La negativa a regresar
Después de haber encontrado la felicidad y la iluminación en el otro mundo, el héroe rehúsa volver al mundo ordinario a otorgar el don adquirido a sus semejantes.
Campbell: «Cuando la búsqueda heroica se ha cumplido, a través de la posesión de la fuente, o por medio de la gracia de alguna personificación masculina o femenina, humana o animal, el aventurero aún debe regresar con su trofeo de transmutación vital. El periplo completo, la norma del monomito, exige que el héroe comience el trabajo de transportar las runas de la sabiduría, el vellocino de oro, o su bella durmiente, de nuevo al reino de la humanidad, donde el don adquirido puede redundar en la renovación de la comunidad, la nación, el planeta o los Diez Mil Mundos. Pero esta responsabilidad frecuentemente no se asume.
• El vuelo mágico
A veces, el héroe debe escapar con el don, si se trata de algo que los dioses han guardado celosamente. El regreso puede resultar tan aventurero y peligroso como lo fue el viaje.
Campbell: «Si el héroe, tras su proeza, obtiene la bendición de la diosa o el dios y luego se le encarga explícitamente volver al mundo con un poco de elixir para la restauración de la sociedad, la etapa final de su aventura se produce con el apoyo de todos los poderes de su protector sobrenatural. Pero si el trofeo se ha alcanzado con la oposición de su tutor o si el deseo de volver al mundo del héroe no cuenta con el visto bueno de dioses o demonios, entonces la última etapa de la ronda mitológica se convierte en una animada, a menudo cómica, persecución. Este vuelo puede complicarse mediante obstáculos maravillosos o maniobras evasivas.
• El rescate del exterior
Al igual que el héroe puede necesitar guías y asistentes para embarcarse en la búsqueda, muchas veces él o ella debe tener guías y salvadores de gran poder que lo conduzcan de vuelta a la vida cotidiana, especialmente si la persona ha sido herida o debilitada por la experiencia.
• Cruce del umbral de retorno
El sentido del regreso es la conservación de la sabiduría adquirida en la búsqueda, la incorporación de dicha sabiduría en una vida humana, y luego encontrar la manera de compartirla con el resto del mundo.
Campbell: «El héroe que regresa, para completar su aventura, debe sobrevivir al impacto del mundo. Muchos fracasos dan fe de las dificultades de cruzar este umbral de la vida positiva. El primer problema para el héroe que regresa, tras una experiencia visionaria de consumación del alma satisfecha, es aceptar como reales las alegrías y las tristezas transitorias, las ruidosas banalidades y obscenidades de la vida. ¿Por qué volver a ingresar en el mundo real, por qué tratar de hacer creíble, ni siquiera interesante, a los hombres y mujeres que se consumen en sus pasiones, la experiencia de la bienaventuranza trascendental? Al igual que los sueños experimentados como trascendentales durante la noche pueden parecer simplemente tontos a la luz del día, así el poeta y el profeta pueden sentirse a sí mismos haciendo el tonto ante un jurado de ojos sobrios. Lo más fácil es encomendar a toda la comunidad al diablo y retirarse de nuevo a la morada en la roca celestial, cerrar la puerta, y hacerlo sin perder un instante. Pero si algún espiritual obstetra ha hilado el shimenawa [cordón protector del sintoismo] en el retiro, entonces el trabajo de representar la eternidad en el tiempo, y percibir el tiempo en la eternidad, no puede evitarse. Y el héroe regresa al mundo común y cotidiano, que debe aceptar como real.
• Maestro de dos mundos
Este paso suele ser representado por un héroe trascendental como Jesús o Gautama Buda que no significa que solo ellos puedan realizarlo. Para un héroe humano, puede significar el logro de un equilibrio entre lo material y espiritual. El héroe ha llegado a sentirse cómodo y competente tanto en el mundo interior como en el exterior.
Campbell: «La libertad de pasar de ida y vuelta a través de la división del mundo, desde la perspectiva de un espectro que cruzase desde la profundidad causal al otro lado, y de vuelta —sin contaminar los principios de un lado con los del otro, pero permitiendo que la mente se aperciba de uno en virtud del otro—, ese es el talento del maestro. El Bailarín Cósmico, advierte Nietzsche, no descansa pesadamente en un solo lugar, sino que alegre, ligero, gira y salta de una posición a otra. Es posible expresarse desde un solo punto en cada momento, pero eso no invalida las ideas en los otros puntos. El individuo, a través de concienzudas disciplinas psicológicas, renuncia completamente a todo apego a sus limitaciones personales, idiosincrasias, esperanzas y miedos, ya no se resiste a la autoaniquilación, que es requisito previo al renacimiento en la consecución de la verdad, y es así como adquiere la madurez, al fin, por la gran auto-expiación. Sus ambiciones personales se han disuelto por entero, ya no trata de vivir, sino de relajarse voluntariamente ante lo que pueda suceder en él, convirtiéndose, en una palabra, en un ente desconocido.
• La libertad para vivir
El dominio conduce a la libertad del temor a la muerte, que a su vez es la libertad de vivir. Esto se refiere a veces como vivir el momento, sin anticipar el futuro, ni lamentar el pasado.
Campbell: «El héroe es el paladín de las cosas que advienen, no de las sobrevenidas, porque él lo es. "Antes de que Abraham fuese, Yo soy". No confunde la aparente inmutabilidad en el tiempo con la permanencia del Ser, ni tiene miedo del momento siguiente (o de "otra cosa"), como la destrucción de lo permanente por el devenir. "Nada mantiene su propia forma; la Naturaleza, el mayor renovador, siempre crea formas de otras formas. Se asegura de que no perezca nada en todo el universo, solo varía y renueva su forma". Así se permite que sobrevengan un momento tras otro»