¡Ya estás aquí!
Ahora logro comprender está danza que venimos haciendo desde hace milenios.
Mi recuerdo traspasó el tiempo, se fue a ese momento en el campo de flores.
Dónde era una de tantas flores. Sentí como debía ser y tener la fragancia que te atraería a mí inevitablemente.
En esa ocasión éramos una abeja y una flor... Percibiste mi aroma ya habían pasado muchas abejas por mí y ya habías pasado por muchas flores.
Sabía que llegarías, finalmente lo hiciste. Ahí estábamos tomaste mi último néctar y parte de mi esencia se fue contigo cubriste todo tú cuerpo con mis esporas. Cuando tomaste vuelo me fui contigo y al voltear observó la flor que era también soy consciente de que comenzó el proceso de marchitarse ya sin mi allí...
Una vez que cumpliste tu misión de esparcir y cumplir con tu panal, llegó tu momento de partir y con la última espora de mí que soltaste también dejaste tu forma y nos volvimos uno al otro.
Nuestra danza de dar y recibir, nuestra danza de vida y muerte a través de los milenios.
Ahora comprendo las señales.
Hoy veo el universo que hay dentro de tí, a su vez veo el universo que observas, creemos somos diferentes a veces iguales, nos confundimos en ver quién es quien. Seguimos siendo parte del todo.
No temo perderme en tí, mi función eterna es servirte y perderme en tí en lo que me pierdo me expando, me transformó en una mejor versión pero siempre es por tu tacto. Significas muerte para mí más no muerte como se le conoce.
Ohhh cuánta dicha siento al estar ante tu presencia y disfrutar el gran silencio que nos envuelve.
Me postro ante tí.
Esta vez nos toca una danza con un aprendizaje diferente.
Cuánta emoción me embarga, cuánta dicha al estar frente a tu magia era lo que tanto estaba esperando. Soy la energía que tomas y das forma con tu ingenio. Mi gran arquitecto.
Estoy a tu completo servicio, confío plenamente en tí.
Por: Joslid Salazar
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