La verdadera sanación empieza cuando con los datos que observamos o descubrimos buscamos eliminar o disminuir la causa o raíz de lo que se desea sanar.
Para tener un verdadero enfoque holístico de la salud y el bienestar mental y emocional tal vez sea necesaria una nueva cultura de la sanación, hay sobradas evidencias de que los valores espirituales y trabajo consciente pueden llevarnos a un mayor bienestar físico y emocional.
Las creencias Religiosas pueden ser parte del problema si se toman como dogma para realizar un trabajo Espiritual que permita sanar y obtener el bienestar físico y emocional.
El trabajo Espiritual busca la conexión o reconexión de nuestros propios recursos espirituales y sociales, para así poder resolver problemas, que lamentablemente nunca faltaran, en una realidad que cambia todos los días.
Si analizamos las cualidades que manifiestan los considerados Líderes Espirituales en cualquier Religión, encontraremos un mensaje de amor que nada tiene que ver con dogmas. La compasión, la bondad, la benevolencia, la tolerancia, el perdón, el cariño y otras cualidades son el reflejo del Amor hacia otros semejantes que estos Líderes comparten en sus enseñanzas.
Reconocer la espiritualidad ayuda sin dudas a una mejor salud mental y emocional.
Nadie puede dar lo que no tiene, por ello el trabajo debe ser personal y en la medida de lo posible, se podrá compartir o extender a otros. Esto requiere sin dudas de un Amor propio o hacia uno mismo, experimentando este amor a uno mismo, desarrollamos nuestra capacidad de dar o compartir bienestar.
Cuando conocemos los valores espirituales reales de otra persona, tal vez sea posible comprender su forma de sentir y de pensar, lo cual a su vez influencia las decisiones de comportamiento que toman, para bien o para mal de su salud, física, mental y emocional.
La mayoría de casos de depresión y ansiedad, tienen su raíz en problemas familiares o dificultades que generan estrés por tiempo prolongado, hay diversas evidencias de esto. Recuperar o re establecer vínculos familiares rotos o reinterpretar ideas erróneas que generan el estrés, pueden ser de gran ayuda y en algunos casos hasta una solución milagrosa.
Cuando una enfermedad crónica causa depresión y ansiedad, eso empeora aun más la condición médica de un paciente aun cuando se encuentre perfectamente medicado. Tal vea al encontrar herramientas para un trabajo espiritual y tratar desde allí su aparente condición crónica, se obtienen mejorías que sirven de camino para llegar nuevamente a una condición saludable.
Muchas investigaciones e investigadores han demostrado que las personas que pueden lograr esa conexión espiritual, no solo pueden sanar física, mental y emocionalmente, sino que se transforman en personas más amorosas, atentas y con ganas de iniciar una nueva vida.
Creo que para todos está claro que la condición humana es una combinación de cuerpo, mente y espíritu, como hemos escuchado y leído muchas veces.
Algunos consejos para un mayor bienestar espiritual, que repetidamente escuchamos y leemos podrían ser estos, no digo que sean los únicos, o que deban practicarse en este orden, es una cuestión muy personal el decidir tomarlos o no.
1- Practicar la paciencia: a todos nos molestan ciertas situaciones o personas, sin embargo, respira profundo y trata de controlar los pensamientos negativos.
2- Aprende a escuchar: no se trata de oír solamente, escuchar a los demás te dará empatía. Al conocer bien sus circunstancias y razones, posiblemente se entiende por qué actúan de cierta manera.
3- Aceptar: Hay cosas y situaciones que nos hacen daño en la medida en la que nosotros lo permitamos. Podemos decidir en que grado nos afectan o no, si le quitamos atención.
4- Meditar: es una manera de calmar la mente y los pensamientos que generan emociones, hay diferentes técnicas, usar la que más me gusta es también una elección, así como eventualmente experimentar otra técnica.
5- Respeto: a los demás: el que otras personas no piensen como yo lo hago, no significa que sean tontas o malas. Comprender que todos tenemos diferentes historias de vida y situaciones que resolver deberían explicarnos esto.
6- Sonreir: Hay estudios que demuestran que una sonrisa aumenta en un 40% las posibilidades de conseguir lo que buscamos.Las sonrisas son gratis y se retribuyen en todos los sentidos.
7- Respirar de forma Conciente: ayuda mucho a eliminar estrés y controlar pensamientos negativo.
8- Agradecer
9- Perdonar: es una forma de orar personal y no religiosa, donde se restablece una relación de igualdad, sin importar lo que pudo haber pasado en una ilusión que ya termino o está por terminar.
10- Repite tus propios mantras: Los mantras son frases significativas que puedes repetir frecuentemente a modo de refuerzo e inspiración. Son protecciones para la mente (ese es el significado de la palabra). Usa mantras positivos sin la palabra NO, por ejemplo “No tengo miedo”, cámbialo por “Soy valiente”, o “Soy Amor y Luz”
Tiempo y espacio, son dimensiones físicas que desde la teoría de la relatividad de Einstein permanecen invariablemente relacionadas y afectan a todos los “eventos físicos” del universo. Con el avance de la física cuántica y la Teoría de partículas desde Einstein hasta hoy, son muchas las cuestiones aun sin explicación sobre las propiedades de la materia y la energía en sus elementos.
El comportamiento de la materia en función de la conciencia de un observador, es un hecho aceptado y probado con múltiples experimentos cuánticos. Si el tiempo y el espacio son susceptibles de modificación a través de la mente del Observador y de su conciencia, no debe en absoluto extrañarnos que estas dos dimensiones (espacio-tiempo) tengan también su expresión distinta y diferente en función del estado de conciencia del que la experimenta.
Al entender esto, se explica que las dimensiones de espacio y tiempo son absolutamente relativas; y son categorías que se adaptan al observador.
Cuando se vive en un cuerpo físico percibimos el tiempo y el espacio de determinada forma en función de nuestros sentidos físicos. Pero cuando pasamos al mundo espiritual, el tiempo y el espacio adquieren en el alma o conciencia del individuo características totalmente diferentes en cuanto a percepción, dimensión y formas de manifestación.
Por ejemplo; cuando tenemos un cuerpo físico solemos distinguir dos tipos de tiempo, el cronológico y el ontológico. El primero es aquel que inexorablemente marca el reloj marcando segundos, minutos, horas, días, semanas, años, etc. El segundo (ontológico) es la percepción interior del tiempo transcurrido cuando esperamos algo, una hora se nos convierte en una eterna espera o cuando estamos haciendo algo que nos gusta y el tiempo nos da la impresión de haber pasado demasiado rapido.
La trascendencia espiritual del espacio-tiempo para el alma humana o el ser inmortal que sobrevive a la muerte, es también relativa, directamente proporcional a su grado de adelanto o evolución espiritual.
El tiempo cronológico es relativo porque no es igual en ninguna parte del universo; pues en el caso de la tierra depende de la rotación de la misma alrededor del sol (365 días y 6 horas = Un año). Este hecho, exclusivo de la tierra, en otros planetas es radicalmente diferente. Un año para otro planeta tiene por tanto diferente medida o tamaño del nuestro.
En el aspecto espiritual del alma, a mayor adelanto, pasa a formar parte de estados elevados de conciencia y de planos superiores de luz y elevación donde el tiempo y el espacio apenas tienen efecto alguno sobre sus voluntades, pensamientos u acciones.
Siendo el pensamiento el vehículo del movimiento del espíritu, este alcanza una velocidad extraordinaria, y como ya han demostrado en física: “a velocidades cercanas a la velocidad de la luz el tiempo discurre más despacio y el espacio se contrae.” Y siendo la conciencia la esencia del alma humana; a mayor perfección y elevación espiritual, los cuerpos espirituales de los espíritus más avanzados son simplemente más sutiles, y su voluntad de manifestación, movimiento y acción es mucho mayor de lo que podamos imaginar.
Se facilita entender entonces que para espíritus adelantados, que han conquistado un mayor grado de iluminación mediante su propio esfuerzo, no deben existir grandes barreras temporales, espaciales, gravitatorias, electromagnéticas, etc.. Pues son conocedores de la esencia espiritual del universo, y se identifican con la obra divina.
Confirmando la teoría de la relatividad, podemos comprender también en el mundo del espíritu estas dimensiones no sólo son relativas sino que poco importan para el trabajo espiritual, que podemos realizar como almas humanas, en esos planos, pues a mayor evolución, más capacidad, más trabajo, más responsabilidad, más luz, más dicha y felicidad, más amor se puede manifestar…..
“El Inconsciente no tiene tiempo. No hay problemas acerca del Tiempo en él. Parte de nuestra Psique no está en el tiempo ni en el espacio. Estos son solo una ilusión, Tiempo y Espacio, y así en parte de nuestra Psique el tiempo no cuenta para nada.” Carl Gustav Jung – Médico Psiquiatra
En definitiva las dimensiones del espíritu inmortal no se ven en absoluto afectadas por las dimensiones físicas que ahora comenzamos a comprender a través de la ciencia.
Creado a imagen y semejanza de Dios, el espíritu humano posee en su naturaleza, en forma de germen, los atributos propios de la divinidad, que deberá ir conquistando con el transcurso de su propia evolución y grado de adelanto, la materia por tanto puede ahora ser afectada conscientemente pues hablamos de energía.
Según la fórmula aceptada E=m*c2
"E" energía; "m", por masa y "c", por la velocidad de la luz (300.000 km/s) al cuadrado. El aumento de energía causa un aumento directamente proporcional en la masa.
Podemos concluir entonces que mientras mayor sea la masa que sostiene una ilusión, mayor es la cantidad de energía que esta tiene y viceversa.
Autor: Jose Fernando Moreira
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