Aprendiendo a mirar a nuestra madre

Cuando miramos a nuestra madre con el corazón algo dentro de nosotros cambia.
Aprender a mirarla.                                        

Nuestra madre fue niña una vez, igual que nosotros con un  destino que a ella le ha afectado.                                         

un ser querido que murió demasiado pronto y ella no pudo elaborar y procesar ese dolor, que le ha quedado enquistado, tal vez la madre o el padre o un hermano.              

Y cuando niña ella por amor ciego a sus padres dijo: estoy dispuesta a hacerme cargo de esto para que a ustedes le vaya mejor. Ya de niña fue acarreada por un destino ajeno.                                                             

Y cuando así la miramos con sus dolores y defectos, como un ser terrenal, con sus imperfecciones, de repente nos percatamos de lo siguiente:           

Que estamos mirando a nuestra madre desde un corazón abierto, tomándola tal cual es, y lo primero que nos queda por hacer es seguir mirando a nuestra madre cómo a una mujer corriente con una historia, con una larga historia por parte de su familia. Esta historia la ha hecho humana, es decir imperfecta y justamente esta imperfección la hace especialmente bonita y simpática.

El comienzo de la felicidad es poder ver a nuestra madre con su humanidad y quererla tal como es. 

BERT HELLINGER.        

                   
  Me alegra de tener a la madre mas imperfecta del mundo, con sus errores y aciertos, lo hizo lo mejor que pudo,  con lo que me quedo es con la vida que ella me dio, para mi eso es suficiente.