Vida y Muerte desde una perspectiva elemental y conciencial

"Un verdadero Maestro nunca intenta cambiar a nadie directamente.

Es como una fragancia sutil que te envuelve.

Si estás abierto, algo de ella entrará en ti.

Si no estás abierto, esperará a la puerta.

Ni siquiera llamará porque al hacerlo puede perturbar tu sueño.

Es tu sueño y tienes todo el derecho a dormir cuanto quieras.

No es asunto de nadie el Despertarte".

Osho

Enseñanza "Conectando con el Maestro Interno"

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Articulo de: Julio bevione

La razón más importante por
la que nos demoramos en
encontrar soluciones
duraderas a nuestros
problemas es que las
buscamos donde no las
vamos a encontrar: ¡fuera de
nosotros! Cambiar a los
otros y echar la culpa a algo
o a alguien se convierte en
nuestra estrategia favorita
cuando estamos en crisis, y
en esto nos distraemos hasta
más no poder. Cuando nos
damos cuenta de que con
tratar de culpar y cambiar a
los demás o insistir en que
algo cambie, sólo hemos
perdido nuestra energía y
nuestro tiempo, y aún no
vemos la salida, es cuando
damos el paso que nos
pondrá en el camino hacia las
soluciones. Ese paso es hacia
adentro, hacia nosotros
mismos: haciéndonos
responsables.
Responsabilidad es la
palabra clave para salir del
lugar donde hemos entrado.
La responsabilidad nos
permite salir sin esperar que
alguien lo haga por nosotros.
Hacerlo exige que nos
preguntemos y nos
respondamos: ¿Qué puedo
hacer yo, en este momento y
con los recursos que tengo,
para cambiar lo que está
pasando?
¡Cómo evitamos este paso!
Creemos que gran parte de
la solución está en manos de
los otros, cuando en realidad
un 80% de lo que nos pasa
podemos cambiarlo por
nuestra propia cuenta. Y el
resto al menos podemos
aceptarlo así como está, para
moverlo de la lista de las
excusas, que nos detiene, a
la lista de lo que nos hace
más fuertes o más
tolerantes.
Es natural que tendamos a
culpar y más todavía que
esperemos que alguien nos
salve. Pero si deseas
superarte y moverte de la
situación en la que te
encuentras, ten en cuenta:
Hacer lo que tú mismo
puedas hacer. Actúa, no te
quedes sólo en el deseo. Aún
más importante: haz lo que
te resulte más fácil. ¡No
tienes por qué sacrificarte! Si
te sacrificas, no tardarás en
abandonar lo que estás
haciendo. Quizás lo que
puedas hacer no es lo que
crees que sería lo ideal. Pero
si todos tuviéramos la
voluntad de hacer lo que
creemos que es mejor, no
estaríamos siquiera leyendo
este libro. Por eso, haz lo
más fácil y lo más sencillo,
pero hazlo. Si lo logras,
estarás más cerca del cambio
que persigues sin riesgo de
quedarte en el camino.
Hacerlo en este momento. El
poder del cambio sólo existe
en el presente. No te
lamentes por no haberlo
hecho ni tampoco programes
hacerlo más adelante. Ni
mañana, ni dentro de una
semana. Hazlo ahora. Lo que
tú mismo puedas hacer, lo
más fácil y lo más sencillo, y
que puedas hacerlo ¡ahora!
Hacerlo con los recursos que
tengas. No esperes aprender
algo nuevo ni desarrollar un
talento para hacerlo. Lo que
tengas que aprender y el
talento los desarrollarás con
la práctica. Muchas excusas
encuentran su fundamento
en que no tenemos los
recursos —tiempo, dinero o
capacidad— para ponernos
en marcha. Cuando no haya
recursos externos, usemos
los nuestros: voluntad,
decisión, fuerza o
determinación. Incluso
cuando tengas recursos
externos, verás que los
propios son los
determinantes. Conozco a
muchas personas que han
tratado de solucionar una
situación con dinero y otros
sólo con voluntad. Los
segundos se garantizaron el
triunfo. Por supuesto, la
combinación de ambos es
extraordinaria. Pero los
recursos propios alcanzan y
sobran. Haz lo que tú mismo
puedas hacer, lo más fácil y
lo más sencillo, lo que puedas
hacer ahora con los recursos
que tienes, en este
momento. Respira… y ¡ponte
en marcha!
De mi libro: “Respira y sal de
la crisis”

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